En los negocios, personas

El tiempo se puede utilizar como pista fiable para profundizar en el autoconocimiento. Como dice el profesor del IESE Business School Santiago Alvaréz de Mon en su nuevo libro “Mi agenda y yo”, “dime qué haces con tu tiempo y te diré quién eres”. Nuestra agenda sirve como elemento imprescindible para el diagnóstico y la mejora personal a la hora de vivir el presente y centrarse en el aquí y ahora.

Sin embargo, en el mundo sobreestimulado de la era digital en el que el zapping mental es la norma, ejercitar la memoria, mantener la atención y vivir concentrados no es tan fácil. El cultivo inteligente de una relación fresca y armoniosa con el tiempo es un acto de voluntad que exige un continuo ejercicio.

Algunas ideas que contribuyen a la mejora de la concentración y a mantener la energía:

• Es más factible centrarse en una actividad concreta si está ligada de un modo u otro a nuestras preferencias, valores, habilidades y talentos.
• Hay que identificar la dispersión mental, asumirla y volver al punto donde nos perdimos para encontrarnos de nuevo.
• Es conveniente intercalar intervalos breves de recuperación para recargar las pilas. Sin cortes y descansos estratégicos, la cabeza se agota y dispersa.

Se impone trabajar nuestra capacidad mental, emocional y espiritual, de la misma manera que entrenamos nuestra capacidad física:

• Elegir entre las distintas opciones según el orden de importancia.
• Trasladar lo decidido a una acción concreta en el tiempo y el espacio.
• Practicar y repetir para pasar del comportamiento esporádico al hábito sólido y arraigado.

Además, es imprescindible cultivar la paciencia y la humildad para hacer del tiempo un aliado fiable, y no un tirano caprichoso y exigente que lo quiere todo para ya. Vivir el presente significa dirigir la mirada al proceso de lo que estamos haciendo, no al resultado, y centrarnos en la acción, sopesando sus consecuencias, pero sin aspirar a saberlas a ciencia cierta.

El contenido del artículo es una reseña del libro “Mi agenda y yo” del Profesor de IESE Business School Santiago Álvarez de Mon