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Papers
Management
Antonio Argandoña
El amor en la empresa
El amor está presente en todos los ámbitos de la vida. Las personas aman a su familia, a sus amigos, a los animales, e incluso pueden llegar a desarrollar amor por algunos objetos. Si es tan importante, ¿por qué las teorías tradicionales sobre la empresa no dejan espacio para el amor en las organizaciones? ¿Es que acaso la eficiencia económica y el beneficio no son compatibles con la práctica de la caridad o del amor?Estas son las preguntas que se formula el académico de IESE Business School, Antonio Argandoña , en su estudio "El amor en la empresa", y en el que sostiene que una organización económica de éxito, sólida y duradera necesita que en ella, y alrededor de ella, se ejercite y practique el amor. Según el experto, esta condición se consigue cuando en la compañía se viven las virtudes y, por tanto, el amor, que es la virtud que promueve las demás y pone orden y unidad entre ellas. Argandoña señala que la omisión del amor en las organizaciones económicas se debe, probablemente, a dos razones. Una es un error sobre lo que es el amor, que se entiende como un sentimiento o una emoción, pero no como una virtud que las personas deben vivir en sus relaciones con otros. Y otra es un error sobre lo que son las relaciones sociales dentro de las empresas, que se remiten a unas relaciones contractuales, a menudo frías y distantes, si no claramente contrarias, porque se considera que uno no puede desear lo que es bueno para el otro porque implica un daño para el primero.El autor concluye que el amor puede darse en la empresa y debe darse, de algún modo, para que ésta sea una comunidad humana capaz de conseguir resultados externos (rentabilidad) e internos (satisfacción y aprendizajes, tanto técnicos como morales).
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Antonio Argandoña y otros.
La lucha contra la corrupción: una perspectiva empresarial
La palabra corrupto suena a exabrupto, una práctica extrema con la que ninguna empresa se identifica. Sin embargo, la corrupción empresarial está mucho más cerca de lo que se piensa, comprometiendo el equilibrio de la economía mundial y poniendo en peligro la estabilidad y el desarrollo futuro de la propia empresa, más allá de sus implicaciones morales y éticas. En su estudio "La lucha contra la corrupción: una perspectiva empresarial", los españoles Antonio Argandoña y Ricardo Morel, académicos del Iese, establecen que la empresa necesita implementar una cultura corporativa ética y una sólida estrategia anticorrupción. Además de esto, el sector privado tiene la obligación moral de compartir responsabilidades y unir esfuerzos para combatirla.