Guido Stein, Profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones y Análisis de Situaciones de Negocio, IESE Business School
El liderazgo y la eficacia personal van inexorablemente unidas. La experiencia muestra que el tiempo, esfuerzo y concentración que dedican unos directivos y otros varía mucho para conseguir unos resultados similares. Además, al verdadero líder no le basta con el talento, también necesita una buena actitud y ciertas capacidades:
Del yo auténtico al líder auténtico
Para un ejercicio sano del liderazgo es necesario un buen conocimiento de uno mismo. Muchos directivos presentan una imagen de sí mismos distante de la real hasta el punto de que ya no son capaces de ser genuinos. Esta falta de autenticidad se cobra en términos de falta de curiosidad, creatividad y espontaneidad. Por el contrario, vivir de acuerdo con el verdadero yo aporta equilibrio y coherencia y permite la espontaneidad y la naturalidad necesarias para el trato cercano con terceros.
Las empresas necesitan líderes maduros psicológicamente y con la autoestima y la humildad equilibradas. Todo el equipo conoce los motores de estos líderes y ellos saben leer la realidad interior de sus colaboradores como leen la realidad del negocio. Así todos saben que pertenecen a una misma comunidad y que el fin que persiguen apunta a un bien común.
Del respeto recíproco nacen el compromiso y la entrega, ingredientes fundamentales para crear organizaciones robustas, cuyo fin no es otro que lograr que gente ordinaria consiga cosas extraordinarias.
Más información: IESE Insight
Basado en la nota técnica: “Las raíces del liderazgo” del Profesor Stein.
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