Carlos Sánchez Runde, Profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones, IESE Business School
La mayoría de los directivos de empresas globales abordan el debate de los conflictos éticos desde su experiencia personal que utilizan para hacer generalizaciones. En el artículo «The Cultural Roots of Ethical Conflicts in Global Business« (Las raíces culturales de los conflictos éticos en las empresas globales), publicado en el Journal of Business Ethics junto a Luciara Nardon y Richard M. Steers, exponemos que este enfoque denota la falta de una auténtica comprensión de la ética y los valores culturales, así como una excesiva dependencia de los modelos y puntos de vista occidentales.
Tres fuentes de conflicto ético frecuentes
1. Diferentes sensibilidades y preferencias. Decidir cuáles prevalecen o son toleradas. Por ejemplo, un vegetariano no sería el mejor candidato a comercial de una empresa cárnica.
2. La importancia relativa de los imperativos morales frente a los requisitos legales. Tener en cuenta que, en los negocios, la ética personal puede entrar en conflicto con el cumplimiento estricto de la legislación de algunos países. Alguien que haya viajado alguna vez a Israel posiblemente mienta a las autoridades iraníes para que le permitan entrar en el país. Ante estas circunstancias, se debe hallar un equilibrio entre las implicaciones morales y los requisitos legales en un contexto global.
3. Tolerancia respecto a los valores de los demás. Hay que priorizar unos valores por encima de otros, lo que, por ejemplo, obliga a pensar si ayudar al prójimo es más importante que actuar con integridad. Por ejemplo, en Oriente Medio, el «altruismo» está mejor considerado que el «carácter» y la «integridad», mientras que ocurre lo contrario en los países escandinavos.
Recomendaciones para resolver los conflictos éticos
1. Comprender mejor qué se entiende por «verdad» en las distintas culturas. Conviene distinguir entre las culturas «universalistas», fundamentadas en el cumplimiento de las normas, y las «particularistas» que se basan en las relaciones, más proclives a permitir excepciones.
2. Definir un conjunto de principios básicos comunes que rijan, de manera coherente, la actuación colectiva en las empresas.
Más información: IESE Insight
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