Eduard Calvo, profesor de Dirección de Producción, Tecnología y Operaciones en IESE Business School y director académico del Premio a la Excelencia Industrial en España.

Para ser próspera una economía necesita una base industrial fuerte y relevante. Las empresas del sector industrial crean empleos bien remunerados, fortalecen el liderazgo tecnológico e impulsan las exportaciones y el crecimiento. Por esto es clave mejorar y fortalecer la competitividad industrial. ¿Cómo hacen las empresas industriales para sobrevivir? Y ¿entre ellas, cuales son los factores diferenciales entre las líderes y las que simplemente existen? Aunque no existen recetas mágicas, todas las compañías de referencia sobresalen en tres áreas: la innovación, la ejecución y la visión estratégica.

  1. La innovación. Las mejores empresas no innovan cuando ya no les queda más remedio, por ejemplo ante una situación desesperada, sino que innovan de manera normal y constante. En cuanto a la innovación de producto, las mejores empresas vuelcan en las prestaciones que mejoran la cuenta de resultados de sus clientes no solo directos sino también indirectos. Invierten en proyectos de I+D a medio y largo plazo en vez de enfocarse en el presente y también realizan cambios incrementales de gran impacto que precisan poco tiempo, atención y dinero.
  2. La ejecución. La ejecución de los líderes industriales es impecable debido a la superioridad de sus sistemas de gestión. Los sistemas de gestión acaban generando ventaja competitiva pese a que a veces se implementan para mitigar ciertos riesgos. En otras ocasiones, la superioridad de los sistemas de gestión se debe a las presiones competitivas. En sectores cuyos márgenes son estrechos, la tecnología de producción es ajena y el precio representa el principal diferencial competitivo. En estos casos gestionar mejor resulta decisivo. Aunque cada cual interpreta ese “mejor” a su manera, en líneas generales se traduce como “lean management con un toque personal”.
  3. Visión estratégica. Los campeones industriales destacan por una comprensión superior del contexto. Es decir, saben dónde han de poner el foco y no esperan hasta verse obligados a reaccionar. Algunas áreas de negocio deben valorarse en función de la lógica de la eficiencia y otras simplemente han de ser útiles. En el caso de las actividades de negocio principales, conviene incidir en las operaciones con la vista puesta en aumentar la productividad. Sin embargo, los buenos directivos también han de estar dispuestos a “desenfocar” la organización operando en espacios de negocio adyacentes con el fin de adquirir nuevos conocimientos, explorar áreas de crecimiento futuro o diversificar riesgos.

Fuente: Insight Magazine

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IESE Business School
El IESE, la escuela de negocios de la Universidad de Navarra, es la única escuela de dirección de empresas que ofrece formación para directivos en cuatro continentes, a través de los distintos programas propios que están en marcha y otros que comenzarán próximamente en Europa, Asia, América, y África. La escuela, fundada en 1958, está comprometida con la formación de líderes que puedan imprimir una huella profunda, positiva y duradera en las personas, en las empresas y en la sociedad gracias a su profesionalidad, integridad y espíritu de servicio. Durante sus 50 años de historia ha recibido muchos reconocimientos a nivel internacional, por su labor docente y en el campo de la investigación.

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