Las economías latinoamericanas crecerán una media del 1,5% a finales de 2019, cifra que incluso podría llegar al 2% pasado esta fecha, según las previsiones que adelanta el ‘Informe Económico y Financiero de ESADE’, elaborado con el apoyo de Banco Sabadell, para el segundo semestre de 2019.
Sin embargo, una mirada más detallada muestra que el crecimiento de las economías latinoamericanas se prevé algo dispar. Brasil, cuya economía se incrementó en un 1,1% el año pasado, se consolida por encima del 2% a finales de éste como consecuencia del cambio en la percepción de su política económica, y Argentina también experimentará cifras positivas en la segunda mitad de este ejercicio, gracias al aumento de la renta disponible y al repunte de la producción agrícola tras la sequía del pasado año. Perú, Chile y Colombia mantendrán el buen ritmo de crecimiento de años anteriores, como ya adelantaba el Informe Económico y Financiero de ESADE 2019 publicado en enero. Sin embargo, en el caso de México, la variación de las expectativas, motivada por el cambio en su gobierno, provocará un crecimiento, algo por debajo del 2%.
A nivel global, aunque en la primera mitad de 2019 la economía global y la europea parecían recuperar, en parte, el ímpetu económico perdido el pasado año 2018, el crecimiento volverá a ser débil en la segunda mitad de este año. Esta ralentización será fruto del recrudecimiento de la tensión comercial entre China y Estados Unidos, y de la dificultad para alcanzar un acuerdo con el brexit, que también afectarán a las negociaciones para la integración fiscal y financiera en la zona euro”, ha destacado Josep Comajuncosa, profesor del departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de ESADE, y autor del Informe.
LOS PRINCIPALES FACTORES DE RALENTIZACIÓN SON LAS TENSIONES COMERCIALES, LAS DIFICULTADES PARA LLEVAR A CABO UN BREXIT PACTADO Y LA INCERTIDUMBRE QUE GENERAN ESTOS ESCENARIOS
Estados Unidos: crecimiento en territorio desconocido
Entre las economías desarrolladas, la de los Estados Unidos es la que experimenta un mayor crecimiento, por encima del 2%, y con una tasa de paro del 3,8%, un nivel históricamente bajo. Este crecimiento es debido a una combinación de políticas no convencionales, y por la elebada demanda interna. No obstante el informe advierte que la política monetaria ha frenado su avance hacia su completa normalización y la política fiscal expansiva del último año no es compatible con el nivel elevado de endeudamiento público. Si a ello añadimos el efecto incierto de las medidas proteccionistas adoptadas por la Administración Trump, resulta evidente que la economía norteamericana transita por un territorio desconocido en que no está claro hasta cuándo podrá sostener el intenso crecimiento actual.
Ralentización en la zona euro e incertidumbre por la economía en Reino Unido
Aunque en la primera mitad de este año el crecimiento de la zona euro ha sido algo superior a lo previsto, cabe esperar que en el segundo semestre se modere y pase del 1,8% registrado en 2018, a algo menos del 1,5% a finales de 2019. Destaca España, que crecerá cerca de un 2%, y Alemania, que moderará su evolución por debajo del 1%, en base a la debilidad del consumo interno y de sus exportaciones, y a los problemas en la producción industrial. En Francia el crecimiento también será moderado, unas décimas por encima del 1% y, en el caso de Italia, la fragilidad de la demanda interna y los problemas financieros la dejarán al borde de la recesión. Las economías de la periferia de la zona euro, que aún no han cerrado su brecha de producción, crecerán en una tasa algo superior a las del núcleo. Portugal y Grecia crecerán alrededor del 2% e Irlanda, un 4%.
Por otro lado, el Reino Unido está creciendo algo por encima del 1%, pero su evolución se encuentra envuelta en una gran incertidumbre. El informe señala que las dificultades para alcanzar un acuerdo sobre la salida del Reino Unido de la UE, el crecimiento de los partidos euroescépticos y la falta de consenso político en torno a políticas clave dificultan la negociación para tomar pasos decididos en esta dirección. Además, es crucial completar la unión bancaria de la eurozona y mejorar la integración fiscal para deshacer el bucle negativo entre el riesgo de la deuda pública y el riesgo bancario.
Las emergentes, un equilibrio complicado
Según el profesor Comajuncosa, el crecimiento en las economías emergentes se mantendrá este 2019 al mismo ritmo que el año anterior, un 4,5%, aunque con grandes disparidades entre ellas. Las expectativas son algo mejores que en las desarrolladas, con unas cifras que irán al alza a medida que países como Argentina o Turquía dejen atrás la recesión y China logre estabilizar su crecimiento después del impacto de las medidas proteccionistas implementadas por la Administración Trump.
En China, sin embargo, el estímulo fiscal programado por las autoridades no será suficiente para compensar la disminución de las exportaciones provocada por los aumentos de los aranceles fijados por los Estados Unidos. Su crecimiento se debilitará y se situará solo unas pocas décimas por encima del 6%. El informe advierte que la capacidad de respuesta arancelaria a la guerra comercial es limitada, y añade que si la economía china creciera por debajo del 6%, ello crearía problemas a un número importante de países emergentes que se han incorporado a la cadena de valor del gigante asiático y le proporcionan materias primas y productos semielaborados.
En resumen, las economías emergentes y en vías de desarrollo registrarán este año cifras muy similares a las registradas en 2018 —India crecerá por encima del 7% en este ejercicio, y del 7,5% más adelante. A ello contribuirá la sólida evolución del consumo de las familias y de la inversión empresarial, así como la orientación algo expansiva de las políticas fiscales y monetarias. Por su parte, las economías del sudeste asiático registrarán un incremento superior al 5%, y solo Tailandia verá moderar sus cifras hasta el 3,5%.
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