Para nadie es fácil dejar la denominada zona de confort, el país de origen en este caso, para buscar otras alternativas en cuanto a emprendimiento. Cada persona, con más o menos preparación, experimenta distintas barreras. Los emprendedores tienen ese algo que los lleva a buscar más allá, atreverse y luchar por su cometido. Y lo cierto es que todo el que se proponga globalizar su negocio tenga en mente instalarse en EE.UU., donde las dificultades no son pocas: principalmente el dominio del inglés y el choque cultural.
AméricaEconomía habló con cinco emprendedores que dejaron su país para desarrollar y globalizar sus negocios. Todos concuerdan en que si bien nunca es sencillo levantar capital o desarrollarse en otro destino, pues se trata de un proceso largo que contempla mucho esfuerzo, es verdad que mientras más herramientas se posean, como capacitación y apoyo, mejor les irá. Y aunque algunos consideren que por ser extranjeros o latinoamericanos se les cerrarán las puertas, los entrevistados coinciden en que no importa la nacionalidad ni el acento, lo que verdaderamente interesa es el negocio. El cofundador de la plataforma de experiencias Escapes With You (EWY), Miguel Torres, de origen ecuatoriano, lo resume así: “El talento se mide por lo que se hace, lo que importa es la actitud”.
Matias Sjogren, CEO de Biofiltro, explica que más que barreras por ser latinoamericano, lo que se puede dar es una diferencia de acuerdo con el área en la que se emprenda. “Si un latinoamericano quiere emprender en algo en que su país es un líder, tiene bastante trabajo avanzado, ya que le será más fácil validar su emprendimiento. Cuando ganamos el Clean Tech Open en Sillicon Valley en 2011, muchos pensaron que yo venía de Suecia porque mi apellido es de origen sueco. Que un chileno ganara este galardón, era como que un país del Caribe ganara un mundial de fútbol. Sin embargo, en EE.UU. hay miles de oportunidades, por lo que vale la pena hacer el esfuerzo”.
Uno de los primeros pasos estando en EE.UU. es dar a conocer el negocio. Y para ello es conveniente relacionarse con la mayor cantidad de personas posibles, porque el networking es fuerte. “Allá todos son muy abiertos, no se forman grupos cerrados. La idea es asistir a los encuentros y entregar una tarjeta de presentación, por ejemplo”, explica el chileno cofundador de la plataforma Klooff Alejandro Russo, quien inició la aventura junto a sus socios en 2012, cuando decidieron viajar a Nueva York, para permanecer en una primera instancia durante dos meses. Ellos se financiaron el viaje, pero estando allá consiguieron inversionistas. Luego volvieron a Chile para desarrollar el producto.
El chileno Nicolás Orellana, fundador de Welcu, dice que tras pasar la barrera del inglés, viene conocer ciertos conceptos, pues “si se van hacer negocios en EE.UU. el emprendedor debe entender el lenguaje y comprender de qué manera levantar capital”. De esto se dieron cuenta Orellana junto a su socio en los 8 meses que estuvieron en Silicon Valley, y donde “golpeamos muchas puertas y aprendimos mucho en ese proceso”.
Miguel Torres de EWY también concuerda en que se tiene que conocer el protocolo. Y es que en EE.UU. “es conveniente ser claro y conciso”. Hay que contactar a las personas o pedir que se presenten”. Esto no quiere decir que haya más inconveniente en conocer a inversionistas u otros emprendedores. El cofundador de EWY lo aclara: “Se tiene que contactar a todas las personas que puedas, te añadan o no valor. Si conoces a alguien que te presente a dos o más para ampliar la red de contactos, ideal. También se debe decir lo que se hace y se necesita y pedir algo a cambio”.
Ser práctico es vital, lo que se puede observar en eventos de networking. Orellana dice que si no es el público objetivo, los emprendedores estadounidenses descartan la opción desde el principio. No se hacen problema. También se puede ver este comportamiento en los inversionistas, quienes no demoran más de una semana en dar una respuesta, lo que puede tomar más tiempo cuando se trata de fondos de inversión, porque se debe discutir la decisión con los otros socios. Igualmente, es crucial, aconseja Orellana, saber vender. Se trata de una habilidad blanda, pero que es necesaria, tienen que “ hablar en público y disuadir. Siempre digo que deben aprender a vender lo que sea”. Y por ello es que un equipo ideal se compone, dice el fundador de Welcu, de una buen diseñador, un desarrollador y una persona con capacidad para vender.
Poder acceder a redes de emprendimiento, según explica el chileno Matias Sjogren, es de gran ayuda. “Sin embargo, creo también que cuando el proyecto es bueno y hay esfuerzo y trabajo detrás, cualquiera puede llegar a Estados Unidos. Recuerdo el caso del chileno “Conejo Martínez”, quien con mucho esfuerzo se instaló a vender maní confitado en una esquina de Nueva York, y hoy es dueño de Nuts for Nuts, toda una cadena de carros que venden maní confitado, y que está presente en Estados Unidos y Chile”.
Experimentados y con financiamiento
Al igual que Sjogren, quien tuvo en Chile apoyo de Corfo, todos han iniciado el viaje con algo de experiencia y ayuda, como haber ganado un concurso de emprendimiento o con el apoyo de inversionistas. Torres y sus socios fueron parte de las primeras generaciones de la iniciativa Start-Up Chile, y estando en ese país fueron apoyados por ProChile y Contact Chile. Luego se presentaron en Red Innova Brazil Startup Competition, donde “llegamos con la mejor carta de presentación y fuimos seleccionados como el mejor modelo de negocios, compitiendo con empresas con más inversión”. Luego se fueron a EE.UU. mediante un Partnership con el SRI ( Stanford Research Institute). En el caso de Welcu, Orellana explica que “hemos levantado 500 mil dólares de capital con inversionistas estadounideses y chilenos, también levantamos capital semilla de Corfo de 40 millones de pesos (US$ 78 mil) que ya está adjudicado y cumplimos metas de ventas. Luego levantamos 30 mil dólares de ProChile”.
Russo, en tanto, explica que “The Klooff se construyó con los US$40.000 de Start-Up Chile y acabamos de graduarnos de la mejor aceleradora, Tech Stars NYC. Tuvimos mucha suerte de quedar seleccionados, es muy complicado, pero abre muchas puertas”. Otro caso existoso es el de la mexicana Celeste North, fundadora de NuFlick, quien participó en su país junto a su equipo en el Startup Weekend, luego fueron seleccionados por el fondo de inversión Mexican.VC, gracias a lo cual pudieron desarrollar el inicio del negocio en septiembre de 2007. Actualmente se encuentra en Start-Up Chile.
Por lo tanto, se trata de emprendedores que no están improvisando, sino que saben lo que hacen, algunos con la enseñanza que entrega la práctica y otros además con el soporte de la teoría, por haber cursado carreras de negocio o tener orientación de parte de mentores. Y si bien es siempre bienvenido el intercambio de conocimientos y lecturas sobre estos temas, para el cofundador de EWY, “el emprendimimiento no se enseña, lo haces por intuición”. Todo eso ayuda, qué mejor ejemplo que el de Torrres, quien explica que “en Ecuador nos cerraron muchas puertas, pero ahora tenemos varios inversionistas”.
Conquistar al inversionista
Como todos, estos emprendedores se han topado con varias respuestas negativas, pero también, gracias al proyecto y a la buena gestión, han captado la atención de inversionistas, quienes han apoyado sus negocios. En consecuencia, ellos afirman que para levantar capital en sus países es conveniente haber levantado dinero en el extranjero. El trato es variado. Para Torres es como iniciar una relación amorosa, porque “primero lo conoces, luego te presentas y entonces se evalúa si existe interés de su parte. Pero es un proceso que toma tiempo y requiere entonces de paciencia”. Lo bueno, agrega Russo, de Klooff, es que en EE.UU. existe más acceso a capital. “Si dicen que no, hay varios otros inversionistas o fondos de inversión donde preguntar. Esto no pasa en Chile”.
Las experiencias pueden ser variadas, en general. En EE.UU. es más fácil acceder a capital y los inversionistas son más directos. Sin embargo, el trato no es igual en todos los países. Al menos para Celeste North, quien está en Chile, el ambiente fuera de Start-Up Chile es más cerrado y cuesta trabajo visualizar a otros emprendedores y a inversionistas. Si bien está conciente que en Chile puede ser más complejo para ella, porque no conoce del todo el ecosistema, sí se queja en particular sobre lo poco que en Chile se hace sin dinero: “Muchos creen que sin plata no se puede hacer nada. Como es complicado obtener capital en México, esto ya no se percibe como un obstáculo para probar suerte”.
En resumen, la experiencia de los emprendedores fuera de su país ha sido positiva, pero con altos y bajos. Según cuenta Torres es así: “Lo más interesante es que salimos de la zona de confort, porque Ecuador es pequeño en emprendimiento. Logramos emprender en situaciones complicadas, fuera de nuestro lugar, en un ecosistema nuevo para nosotros y sin contactos”. Para North también ha sido una buena experiencia. El tiempo que ha estado en Chile, específicamente en Start-Up Chile, “ha sido impresionante, porque se pasa la mayor parte de tiempo compartiendo, haciendo amistades y aprendiendo de otros emprendedores”.
Finalmente, para Richard Robinson, de Darla Moore Business School de la Universidad de Carolina del Sur, es importante que el emprendedor tenga algunas cosas claras: "La persona se debe preguntar: ¿qué mercado objetivo inicial es el más adecuado para el producto o servicio que buscamos ofrecer? ¿Qué lugar ofrece a los clientes las opciones competitivas mínimas que el negocio tendría que brindar? Logísticamente, ¿cómo estas posibles ubicaciones coinciden con las consideraciones logísticas del negocio? ¿Qué costos adicionales tendrían que ser considerados en el diseño de una empresa potencialmente rentable?". Robinson también explica que es fundamental "ser paciente y tener una sólida base de recursos. Además familiarizarse con lo que se ofrece y buscar un socio en EE.UU. siempre que sea posible".
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