“Dicté una charla de clima organizacional a un grupo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, compuesto por enfermeras y doctores, y noté que el director de esa institución era el más joven, quien participó muy activamente, lo que fue gratificante”, relata Marta Vallejo, profesora de la Maestría de Negocios de Espae.
Casos como este son aislados, sin embargo, cada vez son más comunes en América Latina. Sobre todo en empresas de tecnología, publicidad, servicios y marketing, donde estos profesionales destacan por sus habilidades sociales, pero aún más porque son expertos en contenidos que ejecutivos más experimentados aún no dominan del todo.
A modo de muestra, Universia y Trabajando.com dieron a conocer recientemente la cuarta Encuesta de Empleo, donde adviertieron de este fenómeno. Entre los hallazgos está que 26% de los jefes de los encuestados tiene entre 28 y 37 años. Para Gonzalo Tapia, sociólogo y socio de Ekhos, el origen de este fenómeno se explica por varios factores: los recién graduados están mejor preparados, muchos con postgrados en el extranjero, “quienes toman enseguida cargos de liderazgo”. También se cuentan los procesos de modernización de las empresas familiares y “que varias empresas son gestionadas por emprendedores”, quienes suelen tomar la dirección y gerencia.
Esto último fue lo que debió enfrentar Rafael Rodríguez, fundador y director de la Fundación Proyecto B, quien hace tres años levantó este emprendimiento, en el que trabajan en mayor proporción profesionales de su misma generación, no así los que componen el Consejo y Directorio, con quienes Rodríguez tiene una gran diferencia de edad. Si bien esto no es problema actualmente, sí lo fue en un inicio.
Con 25 años en ese entonces y sin experiencia previa dirigiendo equipos, lo más complicado fue ganarse la confianza y demostrar que podía liderar. Ahora, con la experiencia asume que “fue duro y necesité ayuda”. Hoy, con un MBA bajo el brazo y la experiencia, dice que “planteo el mecanismo de trabajo de forma súper horizontal, sin importar de donde vengan las ideas, mientras sean buenas y consensuadas. Bajo esa lógica de trabajo la última palabra casi nunca la tengo yo”.
Un tema que siempre afecta a las personas jóvenes en posiciones de liderazgo es cómo ganar la confianza, ya sea por la edad o la escasa experiencia que poseen, muchas veces los pares, empleados y jefes desconfían de ellos. Alvaro García, gerente general de Trabajando.com Chile, dice que “si la preparación es buena no debiese tener que enfrentarse con problemas a personas de la misma edad o mayores”. Para Rodríguez, “es necesario llevarse bien, ir a los asados y cumpleaños, pero en el contexto laboral se debe corregir, resolver los problemas y llamar la atención, y para eso, en mi caso, debo trabajar más que el resto”.
¿Gerentes con fecha de vencimiento?
Muchas empresas contratan sin dudar a recién graduados o jóvenes ejecutivos porque así es la estrategia de la empresa. Como dice Tapia,“son jefaturas jóvenes que se mantienen siempre jóvenes, se trata de un ciclo corto”. El sociólogo se refiere principalmente a empresas donde “la creatividad es de uso intensivo de las jefaturas”, como las compañías de informática y tecnología y de publicidad. “En estas últimas se habla mucho de que los jefes al cumplir 40 años quedan obsoletos, y el trabajo más intenso es alrededor de los 30 años”, dice Tapia. Entonces al pasar las cuatro décadas estos profesionales se independizan o juegan otro rol.
Ezequiel Palacios, director asociado en Glue Consulting, también concuerda en que la mayor ventaja de estos profesionales es estar vinculados con la tecnología y redes sociales. “En Argentina, por ejemplo, en Mercado Libre y Yahoo se contrata gente joven y obviamente llegan a puestos gerenciales a corta edad. Eso no pasa en las empresas de las industrias bancaria y petrolera”.
Por otro lado,Vallejo agrega que son personas que tienen la energía necesaria para hacer su trabajo. Esto, pues muchas veces las empresas integran a profesionales de corta edad porque desean renovar sus áreas y en varias ocasiones se requiere de bastante tiempo. “Es mucho más fácil para ellos, además son más globales y dedican más tiempo al trabajo, no tienen compromisos familiares. Eso les dará ventaja”, dice la profesora de la ecuatoriana Espae.
Emprendimiento, el MBA de los jóvenes
Si bien el ecosistema emprendedor está creciendo en América Latina, aún queda bastante. Según el informe de Youth Business Internacional GEM, “en América Latina y el Caribe, tanto como en EE.UU., la idea de que hay buenas oportunidades para comenzar un negocio es preponderante al margen de la edad”. En el mismo informe se explica que 57,9% de los emprendedores jóvenes en fase inicial de la región dependen más de los amigos y familia; 40% de ellos se siente capaz de levantar un negocio, debido a sus habilidades y conocimientos; y tres cuartas partes considera que iniciar un negocio es una buena elección de carrera.
Esto queda patente al notar que cada vez los emprendedores jóvenes tienen más visibilidad y ayudas económicas de los respectivos gobiernos y privados. Para varios expertos, el creciente porcentaje de emprendimientos está provocando que cada vez más jóvenes tengan la oportunidades de asumir altas posiciones. Y aunque no se trata de que todos sean capaces, un buen puñado de ellos, con algo de conocimiento, aprende en el camino o se forma. Tapia afirma que “el emprendimiento es el verdadero MBA de un jefe joven, pues se trata de crear su propia empresa, con pocos recursos y personal. Es una apuesta que seguramente fracasará, tienen que aprender de golpe de todo: labores de portería y limpieza, y también asumir posiciones estratégicas y recaudar fondos. Esto le dará experiencia”.
Fue el caso del ingeniero comercial Nicolás Brown, CEO de Loogares.com, antes y durante la creación de su empresa, la cual levantó en 2010 junto a Alberto Marcías y Jordi Casanueva. Brown explica que congeló sus estudios y viajó a Nueva Zelanda, donde “ trabajé como carpintero, temporero en viñas, en la construcción y limpiando hostales como para financiar mi estadía y viajes dentro del país”. Tras llegar a Chile y egresar decidió que no buscaría trabajo de forma tradicional, sino que armaría su propio negocio a través del emprendimiento. Aunque no se ha apoyado en ningún curso durante este proceso, “no descarto hacerlo en el futuro. No todo es reemplazable con experiencia. La experiencia suma, pero no te enseña todo”.
Y como la experiencia no lo es todo, Rafael Rodríguez se inscribió en un MBA: “Me ayudó a tener una base coceptual de cómo dirigir equipos y llevar una empresa”. A raíz de la misma necesidad de Rodríguez, es que varios otros emprendedores y aspirantes a serlo, y estudiantes que buscan perfeccionarse, ingresan a un postgrado de negocios. El conocimiento no sólo permite tener mayor soltura por el mundo profesional, sino que valida a quienes no tienen mucha experiencia.
Vallejo dice que ha visto como ahora los jóvenes de carreras ligadas a la administración, los negocios y la ingeniería se sienten más presionados a cursar un postgrado tan pronto egresan, en su país de origen o fuera. “Anteriormente, en mi generación, se esperaba al menos cinco años de ejercicio para hacer un MBA, ahora no”, explica. Y aunque Nicolás Brown cree que “los conocimientos técnicos no sirven de nada sin resultados”, también asume que “costará muchísimo más dado que el sistema en general está hecho para darle ventaja o preferencia a quienes pueden validar sus conocimientos técnicos antes de siquiera comenzar a trabajar”.
Atrevidos, ansiosos y multitarea
Entre los aspectos negativos que deben enfrentar estos gerentes es tener en un comienzo que demostrar que pueden hacer su trabajo sin importar que sean más jóvenes. Sin embargo, es cierto que esas dudas están fundadas a ciertas características, las que pueden ser tan buenas como malas.
Se trata de personas que suelen querer hacer de todo, y aunque puede ser recomendable que lo hagan, los expertos advierten que deben saber delegar. De lo contrario, esto les puede generar estrés.
García de Trabajando.com, se refiere a otro problema: “Necesitan un poco más de reconocimiento, y que eso ocurra cuando eres líder del equipo, genera dificultades, porque la idea es que brille todo el equipo”. Esto se relaciona con el saber empatizar, lo cual es clave. Tapia dice que “los que triunfan no sólo tienen conocimientos técnicos si no que empatizan con los trabajadores. No es la edad finalmente, es la actitud”.
Lo positivo dicen los mismos emprendedores, es que suelen ser más ansiosos y atrevidos que sus pares mayores. “El "todo o nada" es más común, apostando a un resultado mejor. El ser más arriesgado te ayuda a medir rápidamente resultados cuando estás probando algo. El problema es que si la pifias, puedes tirar a la basura gran parte del trabajo realizado”, dice Brown.
Finalmente, dice Rodríguez, “la edad me juega a favor, porque uno naturalmente se ubica en una posición de esponja, de forma de saber cuáles son las mejores estrategias”.
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