Mujeres al mando: emprender en América Latina

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Más capacitadas e informadas que antes, empresarias brasileñas ocupan un lugar destacado en las pequeñas y medianas empresas en Brasil y el resto de América Latina.

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Tienen entre 30 y 49 años, enseñanza superior y están liderando empresas que están en un sector de la economía donde se mueven US$ 700.000 millones por año, de las pequeñas y medianas empresas. Forman un ejército que viene creciendo año año, en consecuencia al aumento de los ingresos y de la escolaridad en este país. Según datos del Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (Sebrae), entre 2001 y 2011, la participación de emprendedoras en total de PMES nacionales subió 31%, registrando 6,44 millones de empresarias, casi la mitad del total de 14 millones de emprendedores que existen en Brasil.

El tamaño potencial despertó la atención de empresas y gobiernos, que pasaron de ofrecer capacitación y líneas de financimiento específicas para ellas. En América Latina, Brasil y México se destacan como países donde el fomento al emprendimiento femenino es significativo. Ambos figuraron en una lista organizada por el fabricante de computadores Dell de los 15 mercados más favorables a las empresarias, liderada por Estados Unidos, Australia y Alemania.

“En América Latina y en las economía emergentes en general, es común que el número de pequeñas y medianas empresas sea elevado, debido a factores como alternativas al desempleo y complementación de la renta. Sin embargo, en Brasil se llevó a cabo un proceso de aumento de la renta y de la escolaridad entre las mujeres, que permitió que varias desarrollaran sus propios negocios con propuestas innovadoras”, relata Elizabeth Gore, presidente del Consejo Global de Emprendedores de la Fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La ejecutiva norteamericana es conocida mundialmente por construir asociaciones estratégicas de marketing entre empresas y emprendedoras en todo el mundo. De acuerdo con Gore, las emprendedoras brasileñas favorecen directamente el crecimiento registrado en los últimos 13 años. La falta de apoyo institucional y financiero en este periodo provocó que los modelos de negocios se basaran en estrategias creativas y de bajo presupuesto, factores que fueron determinantes para que muchos negocios prosperaran en un ambiente con poca promoción. “Comenzar un negocio, desarrollar un producto que cumpla con la demanda del mercado, con un presupuesto básico. Las mujeres brasileñas y latinas en general convivieron con esa realidad, y varias tuvieron éxito cuando entendieron que la planificación y capacitación pueden acabar con muchas dificultades en el ambiente corporativo”, explica.

De acuerdo con Sebrae, las mujeres emprededoras tienen un nivel de escolaridad mayor que los hombres emprendedores: 35% pasaron por la enseñanza media, 4% tiene enseñanza superior incompleta y 14% concluyeron una graduación. “La diferencia es que muchos hombres renunciaron a sus carreras en grandes empresas para luego emprender. Las mujeres dejaron el ambiente académico y abrieron sus empresas de manera más estructurada que los hombres”, dice Gore sobre la diferencia de la escolaridad comprobada entre los géneros. Debido a esto, el promedio de empresas manejadas por mujeres con más de cinco años en el mercado también creció, dice la ejecutiva. Datos de Sebrae comprueban la afirmación: en 2012, el número de negocios con más de cinco años de actividad subió de 48% a 54%, mientras el total de negocios con menos de dos años cayó de 30% a 25%.

Capacitación

Después de trabajar varios años como directora financiera de la empresa Tellfree, compañía del área de telecomunicaciones, Daniela Gomes pasó a prepararse para tener su propio negocio. Invirtió en cursos y workshops en Brasil y en el exterior, y espera abrir su propia empresa este año. “Ahora tengo una visión más clara de negocios. Me siento más preparada para emprender que hace diez años, cuando era difícil conseguir crédito y no había un gran movimiento de emprendimiento entre las mujeres”, explica Gomes. “Ahora el acceso a las franquicias es más fácil. Se volvió más sencillo invertir en este modelo de negocio. Esto aumentará todavía más la presencia de mujeres en el papel de líderes de negocios”, dice.

Bel Pesce, fundadora de la FazINOVA, también invirtió en capacitación. Después de graduarse en Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Estados Unidos, pasó por empresas como Microsoft y Google y percibió que muchas mujeres en Brasil buscaban cursos de emprendimiento. Fue esta constatación que la llevó a crear una empresa que ofrece cursos de emprendimiento y técnicas de negocios. “Pienso que el emprendimiento crece en Brasil y que las mujeres buscan informarse más sobre lo que pasa en el mundo de los negocios. Sin embargo, la cultura brasileña nos aleja de la realidad de otros países, donde el emprendedor recibe muchos más incentivos, además de enfrentar el proceso de emprendimiento como un aprendizaje y no como una acción de riesgo”, dice.

Según la investigación Gender-Global Gap Entrepreneurship and DevelPMEsnt Index (Gedi), encargada por Dell, Brasil ocupa el lugar 14° a nivel mundial en cuanto a ambientes favorables para el emprendimiento femenino. El país latinoamericano mejor posicionado es México, debido a medidas gubernamentales que favorecieron e incentivaron que mujeres crearan empresas. Para la mexicana Ximena Pardo, socia fundadora de la compañía de servicios de taxi Carrot, que opera en ese país, las medidas adoptadas por el gobierno mexicano, principalmente la apertura de líneas de crédito para PMEs, permitieron que las mujeres abrieran más empresas en la región.

El papel del gobierno mexicano está siendo fundamental para que surjan nuevas empresas. El gobierno creó asociaciones con inversionistas para que proyectos recibieran fondos para ser realizados. El llamado capital semilla está siendo importante para la economía mexicana”, dice. El capital semilla apoya a las denominadas start-ups, emprendimientos prometedores en etapa de implementación y organización de operaciones, muchos de estos concebidos dentro de incubadoras de empresas. En la etapa inicial, los aportes financieros ayudan, entre otras funciones, en la capacitación gerencial y financiera del negocio.

Asociaciones

Para Gore, el crecimiento y el éxito de las PMEs en los mercados emergentes se darán sólo con la asociación del poder público y la iniciativa privada. “Es responsabilidad de las empresas, instituciones de enseñanza y gobierno, capacitar a las mujeres emprendedoras. Y es de su interés. Mujeres empresarias están creando empresas en todo el mundo, lo que es bueno para las economías y las sociedades. Las mujeres invierten sus ganancias en sus empresas y en sus familias. Esta inversión refuerza las economías y las familias. Invertir en las mujeres es una apuesta inteligente a futuro”, dice.

En Estados Unidos, país considerado por la investigación Gedi como el país con mejor ambiente para el emprendimiento femenino en el mundo, las asociaciones entre instituciones de enseñanza, gobierno e iniciativa privada crearonun mercado compuesto por ocho millones de empresas que responden por cerca de US$1,2 trillones del Producto Interno Bruto (PIB) norteamericano, que cerró 2012 con  US$ 12,98 trillones. 

Entre las principales inciativas que existen en el país, está el Women's Business Enterprise National Council (WBENC) y el programa Entrepreneurial Winning Women. El primero ofrece capacitación y certificación a las mujeres que administran empresas que prestan servicios al gobierno de ese país. El otro es un programa anual que evalúa y ofrece líneas de crédito a potenciales oportunidades de negocios.

“Por el momento, no hay comparación entre el apoyo que reciben las PMEs en Estados Unidos y en Brasil. Existe una legislación de promoción a las mujeres emprendedoras. Además de esto, hay cuotas para que las empresas tengan de proveedores a empresas administradas por mujeres, y esto genera algo muy importante para las empresarias que están empezando, que es la escalabilidad”, explica Elisabete Miranda, presidenta de la escuela de idiomas CQ Fluency

Miranda vive en Estados Unidos hace 18 años y se dio cuenta de un ambiente mejor para el desarrollo de un negocio propio. “Otra cosa que es fundamental, algo que existe en Estados Unidos, es el incentivo a la creación de redes de contactos. Ellas son importantes, porque ayudan a las mujeres a tener idea de toda la cadena de empresarias, las cuales se reúnen e intercambian información que les ayuda a posicionarse mejor en el mercado”, dice Miranda.

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