“Hay cifras de variadas investigaciones de distintos países donde se asegura que una persona feliz incrementa en 33% su productividad. Si no es feliz por más horas que esté en su trabajo no generará valor”, dice Augusto Cáceres, director académico de la Escuela de Posgrado de la peruana Universidad del Pacífico.
En busca de estos resultados, algunas empresas comenzaron a aplicar medidas para mantener a los empleados más comprometidos y, por lo mismo, más productivos. Ejemplos en América Latina se van sumando, como institucionalizar el happy hour, dejar que los empleados tomen siestas y mejorar aspectos tan simples como la iluminación.
Para Cáceres, la “motivación es fundamental para la satisfacción personal, lo que permite que se incremente la productividad, es causa y efecto, es proporcional, porque a mayor motivación mayor satisfacción, y en suma es mayor productividad y rentabilidad. Es ganar-ganar, es una inteligente forma de invertir de parte de las organizaciones”.
Recientemente en el portal de Exame se publicó un artículo acerca de por qué y cómo algunas empresas en Brasil están adoptando los happy hours, creando zonas especiales para ello, como lo hicieron en la empresa fabricante de bebidas Pernord Ricard Brasil y en Diageo, que los realizan en bares ubicados dentro de sus instalaciones. Mientras el primero permite que todos sus empleados en Brasil (450 personas) participen sin tener que contribuir con nada de dinero, en Diageo llevan a cabo esta iniciativa una vez al mes, de 17.00 a 18.00 horas, donde atienden camareros preparados en el programa de capacitación de la empresa llamado “Learning for Life”. Y los 500 empleados pueden participar de este evento.
Sin embargo, es igualmente importante tener cuidado, pues esta clase de celebraciones, aunque sean bastante organizadas, pueden ocasionar problemas. De acuerdo con Forbes, existen cinco situaciones que es conveniente evitar. Entre los peores errores se cuentan el esparcir rumores sobre colegas, coquetear con alguien de la oficina, celebrar con los internos, comentar problemas personales y hacer locuras. Evitándolos es posible sacar provecho de esta actividad y llegar a conocer mejor a los compañeros, armar red de contactos y ,sobre todo, dar una buena impresión.
Para otras compañías es vital mejorar los implementos de trabajo. Puede ser mediante la adopción de nuevas tecnologías o mobiliario adecuado, como sillas ergonómicas, que se adaptan a los movimientos del empleado. La iluminación es un ejemplo de esto. De acuerdo con el estudio “Improving Productivity with Light Controls”, elaborado por Ian Rowbottom, existe una relación directa entre el nivel de confort visual y la productividad, y que el control de la iluminación impacta en la productividad de los trabajadores en hasta un 5%.
Por otro lado, algunas organizaciones también se inclinan por celebrar el descanso, y por lo mismo están permitiendo que sus empleados se tomen algunos minutos para descansar. En Argentina, por ejemplo, se están popularizando las siestas. En Buenos Aires, se levantó el hotel Selfishness, definido como el primer siestario de América Latina, con funcionamiento de 11 a 18 horas. La idea es evitar que los empleados estén cansados en el trabajo y, por ende, rindan poco. La cuestión es precupante, en la escuela de negocios ESCP Europe en colaboración con La Liga de los Optimistas de España se dictó en julio el taller “Dulces sueños” donde se apuntó a 10 consejos para evitar el insominio, lo que tarde o temprano trae repercusiones en las horas de trabajo.
Cáceres concuerda con que estas actividades son favorables para mantener felices a los trabajadores, pero también afirma que no sólo siestas se deben realizar. “Se pueden mantener zonas de esparcimiento, donde pueden salir a respirar otro aire; dejar que ingresen a redes sociales o puedan ver televisión, porque hay empresas que tienen salas de TV; o que hagan ejercicios en la empresa, mediante la implementación de gimnasios”.
La tarea del jefe
Para todos estos fines, no cabe duda, dicen los especialistas, debe ser el jefe quien tome la iniciativa. Pero no sólo eso, sino que debe reunir una serie de habilidades. Cáceres dice que “debe entender que el subordinado tiene tantas competencias como él, no las mismas, pero puede tener expertice en redes, tecnología de la información, por ejemplo, y ser multitarea. Son competencias que deben destacarse, pues varios de los jefes que superan los 40 años han perdido estas competencias”. Lo crucial, sigue Cáceres, es entender que se trata de habilidades diferentes, pero igualmente importantes. Por ello, es recomendable una relación horizontal y de respecto.
De ahí que actualmente se fomente el trabajo colaborativo, donde lo que valga sean las funciones y no el cargo, necesariamente. Donde las oficinas se componen de menos mobiliario y más espacio. Para Cáceres, este tipo de jefe más cercano, se está convirtiendo en una tendencia. “ Las organizaciones saben que la forma de alcanzar la eficiencia es trabajar en equipo, donde todos hacen de todo, no donde algunos piensan y otros ejecutan”.
Después de todo, por muy mínimos que sean, la celebración del happy hour, el mejoramiento del mobiliario o disponer de material en buen estado, y proponer tiempos de relajo, son mecanismos con los cuales las organizaciones pueden asegurar un buen pasar laboral.
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