Todas las recesiones sufridas por la economía estadounidense desde la crisis del petróleo a principios de los 70 han tenido sus propias causas y víctimas. No obstante, también han tenido algo en común: se superaron con relativa rapidez. Pero la crisis actual es más grave, y de hecho ya más duradera que cualquiera de las crisis experimentadas desde la Segunda Guerra Mundial. Esto vaticina algunos problemas para un grupo bastante vulnerable: los directivos de más de 40 años. Suelen ser más costosos que sus homólogos de menor edad, posiblemente carezcan de los conocimientos sobre alta tecnología necesarios para tener éxito en un entorno laboral más eficiente; y se enfrentan a un mercado de trabajo de menor tamaño que permanecerá así durante más tiempo de lo habitual.
Incluso en una recesión “normal”, el mercado de trabajo es un “indicador retardado” (lo cual significa que no muestra mejora alguna hasta pasados varios trimestres después del comienzo de la recuperación). Y la actual recesión podría calificarse de todo menos de “normal”. Según el profesor de Estadística y Finanzas de Wharton Francis X. Diebold, la situación del desempleo refleja a la perfección la gravedad de la recesión. “Si la recesión realmente no ha tocado fondo en febrero o marzo, y si seguimos en esta línea y nuestras tasas de crecimiento empiezan a ser positivas a finales de este año -cosa que no es del todo segura-, podríamos llegar a 2013 antes de ver mejoras significativas en temas de empleo”, dijo.
Hace más o menos una generación, explica el profesor de Gestión de Wharton Peter Cappelli, director el Centro de Recursos Humanos de Wharton, "los despidos en ese nivel eran temporales. Ahora no”. Incluso si otra empresa ofrecía un puesto equivalente, era muy probable que dicha empresa no cubriese el puesto, ni con alguien de fuera ni de dentro. Asimismo, señala Cappelli, en los 90 la economía experimentó una “gran oleada de empresas de nueva creación que contrataban a gente que había perdido su empleo o lo había abandonado. En la actualidad no se están creando nuevas empresas”.
Un informe de junio elaborado por Watson Wyatt Worldwide sostiene que el 52% de las empresas emplearán a menos personas que antes de que comenzase la recesión. Un tercio de las 179 empresas estadounidenses encuestadas cree que aún habrá más despidos en el futuro. La buena noticia es que hace apenas dos meses era el 42% de las empresas.
Las cifras no son muy alentadoras. Según el Bureau of Labour Statistics (BLS) del Departamento Estadounidense, en junio de 2009 había 14,7 millones de personas desempleadas (9,5%), mientras en mayo de 2009 había 14,5 millones de desempleados (9,4%) y 8,7 millones (5,6%) un año antes. La cifra de desempleo de largo plazo -esto es, personas sin trabajo desde hace 27 semanas o más-, aumentó de 1,616 millones de personas en junio de 2008 a 4,381 millones en junio de 2009. Mientras, desde el comienzo de la recesión, hace 19 meses, se han perdido unos 6,5 millones de empleos. Y la tasa de subempleo -que incluye a aquellos demasiado desanimados como para buscar un empleo así como a aquellos que trabajan a tiempo parcial porque no pueden encontrar un trabajo a tiempo completo-, creció hasta alcanzar el 16,5% en junio. Un año antes dicha cifra era del 10,1%.
Para aquellos individuos de más de 45 años, en junio del año pasado la tasa de desempleo era del 3,4%, pero con el 6,9% del pasado mes “se han batido todos los records”, explica Matthew Freedman, profesor en ILR School, en la Universidad de Cornell. Freedman sugiere que aunque siempre se demandarán en algunos sectores las habilidades de los directivos de guante blanco, los trabajadores de mediana edad “tendrán más dificultades para posicionarse en relación con los trabajadores más jóvenes que cuentan con nuevas habilidades”. Esto se cumple especialmente “si se tiene en cuenta que durante la pasada década el ritmo de cambios tecnológicos ha sido tremendo y los beneficios de conocer nuevas tecnologías han aumentado. Son los trabajadores más jóvenes los que estarán en una posición más favorable para aprovechar las nuevas oportunidades de trabajo”.
¿Ya ha pasado lo peor? Obviamente, el primer paso de cualquier recuperación del empleo para trabajadores maduros es que la economía en general mejore. Los optimistas consideran que, aunque algo indecisas, el empleo está empezando a mostrar algunas señales de vida. Por ejemplo, la cifra de nuevos despedidos que se han adherido al seguro de desempleo ha descendido. Han surgido algunas señales intermitentes de recuperación, como por ejemplo viviendas de nueva construcción, ventas de coches y pedidos a fábrica. Aunque el plan federal de estímulo aún no ha conseguido hacer arrancar al sector de la construcción, algunos economistas esperan que esto ocurra pronto.
Para Joyce Bradley, vicepresidenta senior y directora general de Lee Hetch Harrison –una firma global de asesoramiento en capital humano- "estamos empezando a ver que la gente consigue trabajo.
Se están haciendo más entrevistas, hay más respuesta por parte de los seleccionadores, y las empresas empiezan a decir que están pensado en reclutar gente en otoño. Las contrataciones temporales también han aumentado algo, que es un destacado indicador en el mercado de trabajo”. "No es un aumento significativo, para nada”, dice Bradley, pero sí representa un avance en la dirección adecuada. Algunos seleccionadores de personal están incorporando a desempleados a su plantilla, ofreciéndoles algunos beneficios” y utilizándolos cuando los necesitan en determinadas áreas específicas. Esto lo estamos viendo sobre todo en las áreas de tecnologías de la información y recursos humanos”.
Incluso en tiempos de recortes, añade Bradley, “las empresas siempre están contratando. Tal vez una de ellas está adoptando una nueva plataforma de tecnologías de la información y necesita gente con un nuevo conjunto de habilidades. Asimismo, para poder aprovechar la cantidad de personas en el mercado, algunas empresas están reemplazando a aquellos trabajadores que no son altamente productivos con otros que tienen más experiencia o es más relevante.
Por su parte, Lynn Reaser, vicepresidente de la Asociación Nacional de Economía de Empresa ofrece otros consejos y precauciones a adoptar. En primer lugar, debes estar preparado para aceptar una reducción salarial del 15 al 30%. En segundo lugar, debes estar preparado para hacer una amplia búsqueda con “muchas, muchas entrevistas”. Y en tercer lugar, recuerda que “tus contactos son absolutamente críticos. Cerca del 60% de los empleos disponibles no serán publicados en ningún sitio, y el resto se cubrirán gracias a contactos con compañeros de estudio, de trabajo, de asociaciones, organizaciones religiosas etc.”.
Más allá de la evidencia anecdótica de casos de éxito en la búsqueda de trabajo, profesores de Wharton y asesores laborales sugieren algunos pasos a dar con el fin de lograr la reincorporación al mercado. Dana Kaminstein, formadora de ejecutivos y miembro del programa Wharton Executive Education, se centra en la dimensión psicológica de los despidos. Así, Kaminstein aconseja a los individuos “primero hacer una evaluación honesta de qué ocurrió al dejar su empleo previo, de tal modo que no empiecen a buscar otro empleo sin saber algunas de las cosas que fueron mal” en el previo.
Los individuos también deberían evaluar el empleo perdido en términos de “¿era adecuado para mí o no?” y luego pensar sobre qué tipo de empleo realmente les gustaría estar desempeñando. “Conviertes esta situación en una oportunidad” en lugar de una pérdida. Por último -explica Kaminstein-, los individuos no deberían demostrar ira al hablar de su empleo o jefe anterior durante las entrevistas de trabajo e incluso con sus contactos.
Si estás desempleado con 40 o 50 años “debes tomar muchas decisiones individuales importantes”, añade la profesora de Gestión de Wharton Nancy Rothbard. "Podría ser el momento ideal para detenerse a pensar sobre tus prioridades, y sobre lo que no has podido hacer hasta el momento. Tal vez te hayas perdido muchas cosas que ahora puedes conseguir”. Rothbard reconoce que este grupo tiene más dificultades a consecuencia del desempleo que los de 50 y muchos o 60 y pocos años, cuya edad les permite aceptar una prejubilación “sin ningún estigma social asociado. Posiblemente haya impacto económico, pero las implicaciones sociales son muy diferentes en ese grupo de edad. Para ellos el desempleo no es algo impuesto, como es en el caso de los trabajadores con cuarenta y cincuenta y pocos años”.
Otra opción para esas personas que han sido despedidas es la formación. Muchos trabajadores maduros están siguiendo este camino y, en consecuencia, los programas de reciclaje constituyen un área que se está beneficiando de la dureza del mercado de trabajo. Por ejemplo, Burlington County College, en Nueva Jersey, ha experimentado un incremento del 50% de matrícula en sus programas dedicados a la enseñanza. “Sin lugar a dudas es la recesión”, dice Carol Grant-Holmes, coordinadora de los programas de BCC. “Tenemos gente que ha sido despedida o que sabe que sus puestos de trabajo ya no son seguros. Tenemos directores financieros, altos directivos y personas del ámbito de las ciencias, incluyendo el farmacéutico. Muchos de ellos siempre han disfrutado la parte formativa de sus empleos, bien sea trabajando en el sector inmobiliario, servicios financieros o informática. Utilizarán algunas de las habilidades que poseen a la hora de enseñar a adultos e incluso adolescentes”. La recesión “es muy positiva para la educación”, añade Grant-Holmes. “Mis estudiantes han sido los mejores y más inteligentes de carreras profesionales muy distinguidas. Es maravilloso que vayan a educar a nuestros hijos”.
Pero los programas de reciclaje conllevan una serie de riesgos para los empleados maduros, señala Bidwell. “En teoría, es una buena idea. En la práctica, conseguir que los empleadores te contraten cuando no cuentas con experiencia en un área completamente nueva no va a ser fácil. Además, cuando te reciclas, vuelves al final de la cola del nuevo mercado de trabajo al que te incorporas. Si es algo que siempre quisiste hacer, tal vez disfrutes con ello, pero probablemente no puedas recuperar los beneficios económicos que tenías”. Y Freedman añade: “Cuanto mayor seas, menores serán tus incentivos para reciclarte; y en cuanto acabes el programa de reciclaje, menos tiempo tendrás para recoger los frutos”, señala. “Reciclarse no es una broma. Es una gran inversión de tiempo y dinero, y algunos trabajadores tal vez no dispongan de los medios ni de la flexibilidad para hacerlo. Para los trabajadores más jóvenes, el coste de oportunidad de la formación o de hacer un curso de postgrado es inferior”.
Según el informe Member Mid-Year Outlook sobre la contratación de trabajadores senior, la escasez de talento ejecutivo que existía antes de la recesión “podría estar a punto de reafirmarse. Sectores como las ciencias naturales, energía y bienes de consumo están empezando a alcanzar los niveles previos a la recesión; mientras, los mercados emergentes (China y la India) se sitúan de nuevo entre los países con mayor demanda potencial”. El informe también señala que “el 63% de los asesores especializados en la búsqueda de talento están de acuerdo en que los clientes en estos momentos son comprensivos con los candidatos que están desempleados”.
Únase a la conversación