Aunque no todas las empresas comparten la política sobre el trabajo a distancia, la realidad está empezando a cambiar. Aunque antes era resistido, hoy diversas organizaciones animan a sus ejecutivos a operar fuera del ambiente laboral tradicional.
Este estilo de trabajo móvil es posible en gran parte por la existencia de dispositivos tecnológicos que permiten el contacto permanente a distancia. La tendencia del BYOD (Traiga Su Propio Dispositivo) hoy está presente en el 36% de las compañías, y se estima que hacia el 2020 casi un tercio de las personas no trabajará desde una oficina “tradicional”, de acuerdo a lo detectado por un estudio de la corporación multinacional Citrix entre 1.900 ejecutivos de 19 países de Europa, Asia y Latinoamérica.
Lo detectado por esta compañía desarrolladora de tecnología indica que para mediados del próximo año, 83% de las organizaciones entrevistadas habrá adoptado algún tipo de trabajo móvil con sus empleados.
La meta al permitir mayor libertad gracias al uso de las nuevas tecnologías tiene como objetivo aumentar las ganancias de las empresas, mejorando la productividad y reduciendo el costo de arriendos y de mantención de equipos. El primer ejemplo visible es la reducción de los espacios fisicos destinados a oficinas, alcanzando un promedio de 7 escritorios para cada 10 empleados, cifra que aumentaría gradualmente en los próximos 2 años.
Al revés, el estudio indica que con esta práctica los empleados trabajarán desde diversas locaciones semi permanentes, como el hogar (64%), en terreno – de acuerdo a los requerimientos de diversos proyectos – o desde las oficinas de clientes o asociados (50%). Otras instancias para acceder a las empresas serán lugares públicos como hoteles, aeropuertos, cafés y mientras se viaja.
Vicente Millán, gerente de desarrollo de mercado Intel Chile, considera esta tendencia como una ventaja en términos de productividad, especialmente para el ejecutivo. “Permite eliminar ciertos tiempos muertos –como los tiempos de traslado– o bien posibilita acompañar con nuevas herramientas la labor diaria de cualquier trabajador”, indica.
El director del Centro de Desarrollo Ejecutivo de la Facultad de Economía y Empresa de la chilena Universidad Diego Portales (UDP), Rafael Mery, coincide con la premisa del aumento en productividad de la empresa. Esto se ve fuertemente en aquellas industrias donde el trabajo en terreno es más intensivo. Por ejemplo, vendedores que salen a visitar clientes o ejecutivos que deben asistir a muchas reuniones fuera de la oficina.
“Pero la mayor ventaja es que facilitan la comunicación, por lo que desconocer eso y pretender creer que éstos van únicamente en provecho de la productividad de la empresa, sería un error”, precisa.
Al mismo tiempo, las empresas ya empiezan a invertir en crear ambientes de trabajo que fomenten la colaboración, la innovación y la creatividad. El resultado seria una organización más fuerte, adaptada al cambio, con gente altamente capacitada desempeñándose al máximo. La tecnología para posibilitar el lugar de trabajo del futuro ya está disponible y probada, y los planes para el rediseño del lugar de trabajo son fáciles de implementar.
“Los verdaderos ganadores será quienes entiendan la administracion del recurso humano y la cultura de la empresa, para empoderar a la fuerza laboral del futuro”, destaca Citrix en su reporte.
Los beneficios para las organizaciones son amplios. La encuesta determinó que junto con posibilitar un ambiente de trabajo más felixible y ágil (73%) proporciona costos más bajos en términos de mantención de empleados (53%), reduce los costos asociados a oficinas (48%) y ayuda a atraer y retener el talento ( 47% y 44%, respectivamente).
A su vez, las ganancias para los trabajadores se traducen en mayor fleixibilidad horaria (65%), aumento de la productividad personal (62%), menor tiempo en traslados (61%) y un mejor equilibro entre vida personal y laboral (55%). También permite a los ejecutivos estar más tiempo con los clientes (48%)
Casi la totalidad de las organizaciones que participaron del estudio afirmó que rediseñaría su espacio físico para hacerlo más atractivo. De este modo, el ambiente laboral del futuro propiciará la creatividad, inspirando y alentando la colaboración al permitir a la fuerza de trabajo desempeñarse desde diversas locaciones y con distintos dispositivos. Así, el trabajo será algo que la gente hace, no un lugar al que la gente va.
Seguridad, un elemento clave
En el proceso de implementar un estilo de trabajo móvil, las organizaciones deberán poner especial atención a la seguridad de sus datos y aplicaciones.
Cristián Peña, analista asociado de Consumo en IDC Chile considera que uno de los principales desafíos que tienen las empresas es permitir el acceso a la información empresarial con los estándares de seguridad que entregaría la empresa, en el caso que los equipos fueran propios.
En detalle, este desafío se circunscribe a determinar un conjunto de políticas que se implementen en un plan evolutivo, que considere pilotos y pruebas en cada organización, ya que para el BYOD hay que considerar diversas variables, las cuales van desde la naturaleza de la organización hasta los tipos de dispositivos.
“Es relevante también considerar no sólo aspectos técnicos de TIC, sino que legales y contractuales también, ya que si bien antes el límite de lo personal y lo laboral estaban en el mundo físico, asociados al hardware, bajo esta nueva modalidad están en el mundo virtual”, señala Peña.
Para el especialista, la implementación de esta modalidad obligará a crear políticas en torno a los tipos de dispositivos, plataformas, desarrollo de los aplicativos y softwares de la empresa. Y éstos tendrán que estar preparados para incorporarse a los diversos tipos de dispositivos que existen hoy, sin olvidarse de mantener los estándares de seguridad de la información.
Otro aspecto inesperado que vale le pena considerar es humano, señala Rafael Mery. “La disponibilidad y facilidad de comunicación pueden generar dependencia. Estar conectado 24 horas al e-mail, disponer de información instantánea y tener una comunicación expedita, generan los incentivos para estar siempre conectado, lo que puede traducirse en una incapacidad para desconectarse, que finalmente termine perjudicando al trabajador. Y desde esta perspectiva, en vez de propiciar la productividad podría generar el efecto contrario”, concluye el académico de la UDP.
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