Puede ser por una mala costumbre. También puede ser por una sobrecarga de trabajo. Lo importante es que muchas personas no se toman el tiempo destinado a la colación para pararse de sus puestos e ir a almorzar a otro lugar. Y eso tiene riesgos. Además de lo aburrido que suena, comer en la oficina es un factor que puede contribuir a enfermar de depresión, de acuerdo a un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Sussex, en Reino Unido.
Según los autores, los hábitos y lo que sucede en el escritorio o estación de trabajo pueden afectar la salud emocional de las personas, dada la gran cantidad de tiempo que pasan en ese lugar, impactando, asimismo, en su productividad.
El estudio -que consideró pruebas psicológicas y ejercicios de asociación de palabras- arrojó que la felicidad de los funcionarios que almorzaban en un sitio agradable y diferente como la playa se elevaba 17,04 puntos, mientras que la oficina, con papeles, computadores, rutina y papeles, sólo lo hacía en 1,42 puntos.
Así, los investigadores destacaron lo importante que es comer fuera del lugar donde uno se desempeña (un restaurante, un patio de comidas, un parque o el casino interno destinado por la empresa para estos efectos), pues compartir con los compañeros y tener un momento de distracción es fundamental para la productividad, para despejar la mente y mejorar el bienestar. Esto redundará en que la persona se sentirá más optimista, feliz e incluso creativa.
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