Costa Rica sobresale en creación de empresas en Latinoamérica

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Sin embargo, persisten dificultades para obtener financiamiento de forma tradicional para iniciar nuevas empresas.

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Costa Rica es el país de América Latina y el Caribe que crea más nuevas empresas o emprendimientos, según un informe divulgado el 6 de diciembre por el Banco Mundial.

En el reporte El Emprendimiento en América Latina, la institución destacó que el país constituye el ejemplo más destacado en la fundación de sociedades de responsabilidad limitada.

“Con mucho, la economía más dinámica de la región es Costa Rica, con una tasa promedio de casi 16 nuevas empresas por cada 1.000 personas en edad de trabajar, entre 2004 y 2011”, dice el estudio.

A manera de comparación, el Banco Mundial afirma que Argentina y México tienen tasas creación de empresas sustancialmente menores de lo que se podría esperar, dado su producto interno bruto (PIB) per cápita.

Mayi Antillón, ministra de Economía, Industria y Comercio (MEIC), comentó que el estudio respalda la labor de reducción de la informalidad empresarial del país.

“El estudio retoma el impulso del emprendimiento con innovación. Recordemos que el 30% de las empresas dicen que sus productos son nuevos para el cliente, según los datos del GEM (Global Entrepreneurship Monitor) en Costa Rica”, expresó Antillón.

Región. En Latinoamérica, el informe señala que uno de cada tres trabajadores es autónomo o un pequeño empresario.

Sin embargo, pocos de estos emprendedores llegan, alguna vez, a contratar un empleado, tras décadas de operación.

Augusto de la Torre, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, afirmó que hay insuficiente innovación en la región y el efecto de esta problemática se refleja en la competitividad.

“Los factores que afectan con fuerza la innovación en la región son la baja competencia en servicios no transables, la poca disponibilidad de capital humano con conocimientos en ciencia y tecnología, y un ambiente contractual y de derechos de propiedad intelectual inestable”, dijo.

El estudio también resalta que en la última década se han reducido las barreras en la región para crear emprendimientos.

Otro aspecto que destaca es que las nuevas empresas en Latinoamérica suelen quedarse pequeñas porque los programas de acompañamiento gubernamentales dan mayor atención a firmas de pequeño tamaño o pocos empleados, pero no necesariamente a unidades jóvenes.

El organismo también detectó debilidades en la protección de los derechos de propiedad intelectual.

Entre las observaciones buenas está el fenómeno de multilatinas. “Cuando enfrentan competencia, las firmas dinámicas, en la región, exploran nuevos mercados de exportación. El surgimiento de multilatinas es un desarrollo positivo con respecto a décadas anteriores”, afirma el informe del Banco Mundial.

Persisten dificultades

A pesar del auspicioso informe, un emprendimiento es una actividad que está dando sus primeros pasos y, por lo tanto, el riesgo de invertir es muy alto.Es por ello que el financiamiento para impulsar estos proyectos es difícil de encontrar y tiene características especiales, muy distintas a lo que sería un préstamo tradicional en un banco.

Según un informe del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) sobre oferta de crédito para la pequeña y mediana empresa (Pyme) en Costa Rica, realizado el primer semestre del 2012, solo un 0,02% del crédito otorgado a pymes recayó en emprendedores.

Fuera de la banca comercial, la primera opción es iniciar un negocio con financiamiento propio. De hecho, en agosto una encuesta de Unimer reflejó que el 79% de los emprendimientos recurrió a fondos personales para dar los primeros pasos.

No obstante, cuando esos dineros son insuficientes, existen otras opciones, pero al inicio siempre será clave el capital semilla.

Este consiste en el dinero que financiará el proceso de iniciar y poner en marcha el proyecto.

En Costa Rica existe un apoyo de capital semilla creado por el Sistema Banca para el Desarrollo (SBD); es un financiamiento que se otorga a través de fondos no reembolsables cuando el beneficiario aporta un 20% del monto total y por medio de créditos que se pagan a medida que el negocio genere flujo de caja.

Los fondos se giran por medio de las incubadoras, por lo que los emprendimientos deben estar ligados a alguno de esos programas para ser beneficiarios.

Además, dos veces al año se hacen convocatorias para que las iniciativas amparadas por las incubadoras concursen por un máximo de ¢65 millones cada una.

Actualmente, los proyectos de innovación y tecnología son los que tienen mayor prioridad. “Apostamos a ellos porque generan mucho empleo y valor agregado”, dijo la ministra del MEIC, Mayi Antillón.

Otros instrumentos. Otras figuras de financiamiento son el capital ángel o el de riesgo. El primero consiste en un fondo no reembolsable que se otorga al emprendedor y el segundo son inversiones de capital en actividades de muy alto riesgo y rendimiento. En este último, el inversor toma participación del capital de la empresa.

Un ejemplo es la firma de capital de riesgo Carao Ventures, una aceleradora de empresas que administra la red LINK Inversiones , compuesta por 25 inversionistas que pueden dar entre $50 mil y $2 millones a los proyectos, dijo uno de sus fundadores, Allan Boruchowicz, socio fundador de Carao.

No obstante estas iniciativas son escasas en el país. “La banca tradicional es muy incipiente el tema del capital, por lo que el emprendedor normalmente se acompaña de otras fuentes, como patrocinios, apoyos de empresas privadas”, indicó Maritza Vargas, de UNA Incuba.

“El financiamiento a emprendedores no será posible sin una participación fuerte del sector privado con instrumentos financieros”, aseguró Luis Álvarez, viceministro de Economía.

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