Liderazgo

Las mujeres directivas son más …

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Consuelo Cárdenas de Santamaría, profesora Uniandes de Colombia.

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Tres características mencionan las mujeres de la cúpula organizacional de compañías del sector privado latinoamericano como propias de su forma de liderar, por comparación con los hombres:

- ser más claras y directas
- ser más comprometidas con sacar las cosas adelante a la mayor brevedad y
- buscar hacer su tarea de manera perfecta, lo cual las lleva a veces a atender personalmente hasta el más mínimo detalle.

En la investigación que estamos llevando a cabo en varios países latinoamericanos sobre mujeres en posiciones de dirección, se pregunta a las presidentes y vicepresidentes si consideran que las mujeres tienen un estilo de liderazgo diferente al de los hombres y si su respuesta es afirmativa, se solicita que mencionen cuál es la principal diferencia. El 88% dice que es diferente y si bien hay una gran variedad en las respuestas, coinciden en las tres características mencionadas.

- Las mujeres somos más frenteras. Los hombres reconocen las cosas sólo en chanzas.
- Las mujeres somos extraordinariamente claras en lo que pensamos u opinamos frente a determinados hechos. Por ejemplo, en una Junta Directiva, los hombres jamás dicen que no están de acuerdo con algo, dan rodeos y rodeos para no decir lo que creen.

Decir lo que se piensa pareciera no ser lo que se espera en el contexto laboral y menos en posiciones de dirección y lo digo por experiencia propia. Es como si el código de conducta sea decir las cosas “de lado” o simplemente no decirlas. El estilo habitual aceptado, parece evitar poner sobre la mesa el tema en cuestión de manera directa o expresar acuerdo o desacuerdo de forma explícita. Y como las mujeres tienden a ser más claras, a veces se las califica de “complicadas”.

Nosotras somos más comprometidas, lo que nos hace más complicadas porque tratamos de hacer las cosas a fondo. Los hombres son más tranquilos. No se enredan con algunas cosas que las mujeres sí porque no paran hasta no hacerlo muy bien. Las mujeres buscan la perfección.

Para algunos esta búsqueda de perfección es un mecanismo que utilizan las mujeres para garantizar no ir a ser criticadas pues una falla de su parte se puede convertir en un señalamiento sobre su incapacidad de liderazgo. “No te lo perdonan”.

El hombre se enfoca en ciertos tópicos muy importantes del largo plazo, y deja de contemplar algunos de la mitad del camino, entonces aborda los temas de manera muy diferente.

Estas diferencias sustentan, en mi opinión, la importancia de contar con hombres y mujeres en posiciones de dirección para que sus estilos se complementen y en consecuencia la tarea a realizar se alcance de la mejor forma, en el mejor tiempo, en el mejor ambiente y con la mejor actitud. Con lo cual todos ganan. Luego en lugar de anular la diferencia, favoreciendo una sola forma de liderar, conviene marcarla y aceptarla.

La dificultad está en que al marcar la diferencia en el estilo de liderazgo de las mujeres se puede mantenerlas alejadas de participar en igualdad de condiciones. Algunas estudiosas del tema proponen entonces, hablar de igualdad versus desigualdad, en lugar de diferencia, y de identidad al señalar la diferencia.

En este orden de ideas, diríamos que parte de la identidad actual de las mujeres latinoamericanas en posiciones de dirección está en la forma de liderar las organizaciones, como lo ilustra la siguiente afirmación de una de las presidentes entrevistadas:

"Creo que la principal diferencia es que a nosotras nos gusta que las decisiones vengan del consenso y no de la imposición. O sea nosotras aun cuando sepamos la respuesta, preferimos que venga del público y que ellos crean que lo que se está decidiendo, lo definieron ellos y no uno”.

Algunos pueden pensar que esta forma de convocar obedece a una falta de visión porque la comparan con el estilo que parte de su propia definición de la tarea a realizar; pero buscar que el trabajo se desarrolle en equipo es precisamente una de las características que varias mencionan como propia de su forma de liderar.

En resumen, las mujeres directivas en Latinoamérica tienen una identidad y un liderazgo propios y los resultados de las empresas que manejan, denotan su efectividad. No es mejor; es propio de su identidad femenina.

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