Para el sector empresarial, el entender la RSE como una oportunidad de innovación, de captación y de retención de talento, y como una forma de ganar dinero, es el modelo idóneo para enfrentarse a los tiempos por venir. Es lo que los emprendedores del talante de Bill Gates denominan como "capitalismo creativo": obtener beneficios y mejorar vidas.
La gran labor de la RSE se da, ante todo, en la integración social y laboral de personas con menos oportunidades. Partiendo de esta base, la crisis económica actual abre nuevas y desafiantes oportunidades, entre las que destacaría sin duda una nueva definición de la RSE. Pasar de una filantropía estrechamente ligada a la reputación, a una estrategia de negocio de la empresa responsable.
Estos son tiempos de cuestionar y evolucionar, de dejar las formas teóricas y de reporting, y pasar al fondo. Por ejemplo, de trabajar y animar debates sobre el papel de la empresa ante la inmigración, la educación, la integración laboral, la salud, la dependencia o el envejecimiento durante las próximas décadas y su efecto en el sistema de pensiones, el gasto sanitario o la atención a los mayores.
Recuerdo que la proporción entre trabajadores en activo y jubilados se va a reducir drásticamente en cuanto nos llegue el momento de abandonar el mercado laboral a los que nacimos en pleno baby boom. O que se habla de una disminución creciente del alumnado universitario con su consecuente efecto en la reducción del número de jóvenes cualificados que nos espera.
Las empresas pioneras ya actúan para anticiparse a esta nueva realidad, considerando que las mejores actuaciones son aquellas que más se integran en áreas operativas como Desarrollo Estratégico, Nuevos Mercados, I+D+i, Recursos Humanos o Relaciones Institucionales, en tanto que crean valor para la empresa. Que a su vez, es la forma más sostenible de crearlo también para la sociedad, entre otras cosas porque al ser parte de la estrategia, son partidas que no se reducen cuando hay ajustes presupuestarios.
Son actuaciones relacionadas a la vez con la economía y el bienestar, con la competitividad empresarial y la cohesión social, aunque todavía no hayan adquirido carta de naturaleza suficiente en la industria de la RSE; cuyos conceptos entrarán en crisis y saldrán más fortalecidos en tanto se acerquen mejor a la realidad empresarial y social. A ambas a la vez.
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